Metáforas de la memoria: el ritmo del tiempo


El Semáforo #dmudanza from enimaxes.com

IagoGonzálezAsí lo cuenta el director.

Extracto de Cómos y porqués (III): el ritmo del tiempo

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A Fernando le estorban los años. Le molesta esa mano que de vez en cuando deja de responder como debe, pero aún más le molesta haber olvidado qué es lo que había hecho allá por el año 53. No es un problema de memoria, sino de vivencias, y ante el objetivo marcado de hacer algo concreto le incordia que todo se agolpe, incluidos los recuerdos.

La idea de reparar el viejo semáforo surgió hace un tiempo en la mente de Isabel. La pequeña maqueta había perdido su último punto de luz algunos años atrás, y lo lógico era que su recuperación dependiera del mismo cariño artesano que lo había ideado y fabricado.

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El semáforo era un pequeño objeto, y Fernando en el fondo no dejaba de tener sus dudas con respecto a si sería capaz de ponerlo de nuevo marcha. La manera de abordar la grabación pasaba por la calma. Por suerte (para ambos), la experiencia me ha permitido aprender a transmitir ausencia de urgencia. Así, si esa mano le pedía atención o la memoria trabajaba a su ritmo, la cámara y yo esperábamos tranquilamente, pero siempre pensando en lo que estaba por venir y nunca recreándonos en sucesos puntuales y anecdóticos que en ocasiones parecen convertirse en protagonistas del relato.

El final satisfactorio hizo fluir los recuerdos sobre la historia del semáforo que habían ido resurgiendo durante las grabaciones. En una habitación aparte, lejos de los murmullos del hogar, charlamos una media hora sobre los cómos y porqués de su maqueta. Fue en ese momento cuando, sin previo aviso, Fernando hilvanó en su relato el recuerdo de las vivencias navideñas de la época. Probablemente por ser un reflejo preciso del sentimiento de comunidad en el que había disfrutado siendo un aprendiz que quería aprender.

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Con la pasión justa, fue surgiendo el relato de aquellos lejanos dos años de su Historia que ya contenían el germen de quien después hizo muchas más cosas, tal vez pequeñas en su detalle, pero grandes y valiosas en el relato de una vida.

Se perdieron muchos pequeños sonidos imposibles de recoger en cámara: el soldador o el retorcer de los cables tienen vida propia, pero también la tiene cualquier casa con sus ruidos hogareños. En ocasiones se colaron los pájaros, del mismo modo que el sonido de la cocina o una radio lejana. Eso, como siempre, lo dejé en un plano lejano al editar, algo que me gusta especialmente por más que también eche mano de músicas.

Por supuesto, cualquier otra persona podría haberlo hecho de otra manera.

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